El CEIBO (Erythrina crista-galli)
Su genoma aún no es conocido, sin embargo, sí lo es su potencial en la producción de compuestos bioactivos con estructuras sumamente interesantes, lo cual lo convierte en una fuente valiosa de novedosos metabolitos y enzimas para las aplicaciones aquí planteadas. A partir de estudios preliminares de integrantes del grupo, un metabolito (AMP) está en etapa de evaluación como potencial radiotrazador de infecciones fúngicas en humanos. De particular interés resultan también los alcaloides del ceibo, cuya presencia se ha correlacionado con sus propiedades como anticonvulsivo, ansiolítico e hipnótico atribuidos a esta planta en la medicina popular. El análisis genómico, transcriptómico y proteómico de esta especie permitirá identificar metabolitos y las rutas biosintéticas de los mismos, abriendo puertas al desarrollo de plataformas biológicas sencillas para su producción.
Históricamente, científicos de todo el mundo han explorado la biodiversidad existente en zonas geográficas muy ricas como la selva amazónica u otros nichos geográficos prístinos. Dichos estudios dieron lugar muchas veces a descubrimientos que han redituado en beneficios a nivel tecnológico, con apropiación industrial de los mismos, sin mediar reconocimiento ni ganancia alguna para el país que alberga dicha biodiversidad. Con el advenimiento de la era genómica y post-genómica esta situación ha empeorado, dado que la información genética almacenada en bases de datos públicas puede ser utilizada por cualquier interesado, incluyendo empresas que deseen explotarlos con fines comerciales. Frente a esta situación, la ONU propició un entendimiento internacional, a fin de reconocer el origen de la biodiversidad y los esfuerzos realizados para estudiarla. Esto llevó a la firma del Protocolo de Nagoya, el cual entró en vigor el 12 de octubre de 2014. Uruguay ratificó este protocolo ese mismo año, participando activamente en las actividades relacionadas con el mismo. El objetivo del Protocolo de Nagoya es la participación justa y equitativa en los beneficios derivados de la utilización de los recursos genéticos, contribuyendo así a la conservación y al uso sostenible de la diversidad biológica.
En este marco, se vuelve necesario desarrollar herramientas que permitan conocer, conservar y valorizar la biodiversidad y los recursos genéticos provenientes de nuestro país. Contar con esta reserva de información nos permitirá afrontar los desafíos y reclamar nuestros derechos en el marco de la normativa internacional vigente. Es sobre esta base que se plantea la construcción de un repositorio que albergará genomas, metagenomas y transcriptomas secuenciados en nuestro país , manteniendo trazabilidad con los grupos de investigación que han avanzado en dicho conocimiento y permitiendo acceder al material biológico correspondiente. Este repositorio además de nuclear información servirá para vincular grupos y científicos trabajando en temas afines, muchas veces desperdigados en diferentes instituciones. La Udelar, como centro del sistema universitario y generador de conocimiento del país, sería sin duda la institución adecuada para custodiar dicha información.
El desarrollo de un repositorio de genomas, metagenomas y transcriptomas a nivel nacional, junto a workflows y modelos que faciliten el estudio de los mismos, potenciará el aprovechamiento de dicha información en múltiples áreas. La integración a la presente propuesta de actores que abordan la biodiversidad genética desde diferentes perspectivas, con el fin de desarrollar aplicaciones diversas, potenciará el desarrollo de conocimiento y tecnologías propias enfocadas a salud humana, animal y vegetal. Asimismo, su inclusión en la currícula educativa a nivel universitario, así como a nivel de educación primaria mediante trabajos de extensión llevará a su valorización y apropiación social.
Interrelación entre actores del CEIBOS
El repositorio de recursos genéticos permitirá catalogar nuevos metabolitos microbianos y vegetales, rutas metabólicas y enzimas, conjugando herramientas experimentales, informáticas y bioinformáticas. Las actividades de enseñanza y extensión son transversales a todos los actores.